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El diseño de un jardín es fundamental para embellecer edificaciones domésticas y comerciales. Los hay de diversos tipos, incluso de interior. Una tendencia que se afianza en España es la de los jardines ecológicos. Estos surgen como una alternativa que apuesta a mejorar el ambiente y contrarrestar los efectos negativos del cambio climático.
Se les denomina ecológico a los jardines que son regulados por la misma naturaleza. Es decir, son aquellos en los que hay una mínima o nula intervención de recursos artificiales. Fertilizantes químicos, pesticidas, exceso de riego y otros factores que afectan negativamente los suelos y el ambiente. Las herramientas no naturales que se emplean son escasas y antes se determina con minuciosidad cómo, cuándo y cuáles usar.
Un jardín ecológico puede verse tan hermoso como uno tradicional. Pero, tiene una gran ventaja: es menos costoso de gestionar y amable con el planeta. Ahorrarse unos cuantos euros en químicos, plantas importadas de alto mantenimiento y un buen aprovechamiento del agua (que también se traduce en ahorro) es un paquete atractivo.

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Son varias las características que poseen los jardines ecológicos. Una de ella es el empleo de plantas autóctonas, es decir de las que se dan o crecen naturalmente en la zona o entorno de la vivienda o edificación donde se halle. Este recurso es primordial, porque estas especies se adaptan mejor al suelo y al clima del lugar. También, se incluyen varios tipos de plantas para que así si llega una plaga no todas se vean afectadas por igual. Hay especies más resistentes que otras.
A menudo los jardines ecológicos no contienen césped. No contar con ello hace que el consumo de agua sea muchísimo menor. La vegetación es mucho mayor y se recurren a otros elementos ornamentales como piedras, arena, madera, entre otros para su diseño. Jardín no tiene por qué ser sinónimo de césped.
Al principio puede que el jardín no se vea como de revista. Esto ocurre porque los expertos suelen incluir solo plantas jóvenes. De esta manera la flora se adaptará mejor al suelo donde se encontrará. Claro, se pueden comprar en viveros especies adultas locales para que el efecto general no sea monótono, pero en general al inicio las jóvenes serán las que abunden.

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En lugar de agrupar las plantas por tamaño, flores, colores o estilo, se agrupan por su necesidad de riego. Esto facilitará la distribución inteligente del agua. Igualmente, para su conservación y nutrición se emplean abonos de compost natural o estiércol. El principio fundamental es decirle adiós a los fertilizantes químicos.
También, para proteger el jardín de plagas se emplean métodos naturales. No se usan pesticidas. A cambio, se introducen plantas que repelen a los insectos. Algunas de ellas son muy bellas, aromáticas y hasta medicinales. Por ejemplo, la manzanilla, la lavanda, el tomillo y el romero.